Ciencia e innovación para la recuperación económica tras la crisis del coronavirus
La pandemia del COVID-19 ha supuesto una de las peores crisis de salud en nuestra reciente historia, con cientos de miles de muertos y ha afectado sensiblemente a la vida de millones de personas. Hemos pasado tiempos de mucho sufrimiento que nos trae ahora una gran incertidumbre económica. Nos enfrentamos a un retroceso importante de la actividad económica con una caída aproximada de un 4% del PIB por cada mes de confinamiento. Por eso hemos superado una caída del 8% del PIB. En concreto, la producción industrial en España se ha hundido y lo mismo ocurre con otros sectores estratégicos de nuestra economía, como es el turismo. Esto lleva consigo una caída muy acusada del consumo, así como cierre de empresas, aumento del paro y una serie de urgencias sociales que hay que atender de manera prioritaria. Por tanto, tras esta gran crisis sanitaria, nos enfrentamos a una crisis económica y social fuerte. Pero no es inevitable, el futuro no está escrito, nuestro tejido productivo se ha parado durante unos meses, pero no está destruido, podemos reactivarlo. Debemos poner los pilares para nuestra recuperación económica y conseguir una sociedad más próspera y sostenible. Es urgente trabajar por una economía innovadora que fomente la unión entre la ciencia y la empresa, para hacer nuestra industria más competitiva.
Son momentos en los que es necesario contar con líderes humildes, que escuchen, observen y sean capaces de tomar decisiones difíciles, donde hay muchas variables y aspectos que no controlamos y cuyos resultados no serán positivos para todos.
Además, esta pandemia se ha producido en un momento de profundo cambio hacia la revolución digital y también de cambios sociales importantes. Estamos en un contexto histórico difícil, de cambio y urgencia, pero también se nos abren nuevas oportunidades. Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial, afirmaba en una reciente entrevista que la pandemia puede convertirse en una oportunidad para reflexionar, reinventarnos y crear un futuro más sostenible, equitativo y próspero.
El objetivo final no es limitarnos a recuperarnos, sino reforzarnos y avanzar hacia un futuro más sostenible. Ahora que hay que reiniciar la actividad y debemos evolucionar. En estos meses complicados que nos esperan, varias son las claves en las que tenemos que trabajar para avanzar hacia un desarrollo sostenible.
En primer lugar, necesitamos una digitalización más fuerte, más intensa, potenciada con el teletrabajo, que cambia la gestión interna de la empresa y la relación con los proveedores. Hay un gran consenso en que este es un aspecto muy importante, pero no suficientemente generalizada en algunas PYMEs. Muchas empresas tienen desarrollos digitales básicos, pero debemos avanzar en la digitalización hacia la industria 4.0 que es capaz de hacer desarrollos. El cambio tecnológico, debe estar basado en la flexibilidad e innovación. Para conseguirlo, es necesario avanzar en el sector de las TIC que tiene enormes posibilidades de desarrollo en tecnologías como CRM, soluciones para el teletrabajo, big data o inteligencia artificial. Las TIC también aportan enormes posibilidades de colaboración a las empresas, especialmente necesaria para las de menor tamaño. Así, pueden participar en plataformas colaborativas de comercio electrónico donde ofertar sus productos y colaborar en otros aspectos como compras a proveedores o campañas de promoción.
Sin duda, en los meses de confinamiento hemos avanzado más en digitalización que en años. Las exigencias de esta crisis nos han mostrado como la innovación y la tecnología cambian nuestra forma de trabajo. Los retos que ello conlleva son importantes para los líderes de las organizaciones. Tienen que aprender a dirigir en este escenario con ese gran componente tecnológico y de teletrabajo que hay que gestionar y ello implica abordar retos como mantener el espíritu de equipo, la motivación y la comunicación interna.
Debemos reforzar también nuestro modelo europeo que ha nos ha permitido vivir en libertad y disfrutar de estados del bienestar como en ningún lugar del mundo. Es necesario apoyar la industria europea, que cuenta ya con un alto nivel de desarrollo tecnológico e incluso crear grandes empresas europeas que puedan competir a nivel internacional en sectores como el automóvil, el aeroespacial, la energía o las telecomunicaciones. Esto puede suponer un cambio que debemos afrontar en las normas de competencia por la necesidad de reforzar sectores industriales europeos estratégicos. Europa no puede perder su posición mundial en el ámbito económico frente a Estados Unidos o China.
En el ámbito regional y nacional, es necesario también apostar por una diversificación industrial y por determinados sectores estratégicos, proyectos tractores que tienen un enorme potencial para de recuperación en los próximos tiempos. Esta crisis nos ha mostrado que, desde los sectores más tradicionales hasta otros mucho más innovadores, tienen margen para reinventarse y recuperarse. En cuanto a los sectores tradicionales, el agroindustrial, que ha demostrado ser esencial y estratégico debe avanzar en la creación de mayor valor añadido y acercamiento al cliente. El turismo tiene también grandes retos por delante para aportar seguridad y tranquilidad a los clientes, reinventar nuevos productos y reducir sus costes fijos. El sector del turismo y la cultura deben reinventarse y transformarse porque son esenciales para reconstruir la imagen y el relato de España y poner en valor la enorme riqueza patrimonial, histórica y creativa que tenemos.
El sector de salud es uno de los que también cuenta con enormes posibilidades de crecimiento en todo lo relacionado con el diagnóstico, vacuna y curación del Covid-19, la biomedicina, la biotecnología y el desarrollo de las aplicaciones de nanotecnología al sector de la salud. La telemedicina, que se ha desarrollado rápidamente en este periodo, seguirá siendo un sector estratégico y en crecimiento.
Todo lo referente a la economía circular, las energías renovables y la movilidad en las ciudades constituye un sector que aporta enormes posibilidades de innovación, desarrollo, creación de empleo y riqueza en los próximos años. España puede convertirse en un país líder en energía limpia en el conjunto de los países mediterráneos.
La crisis actual nos ha mostrado que sigue siendo necesaria una cierta especialización industrial, pero que necesitamos una mayor diversificación de la producción en los países. Así, es importante contar con un sector agroalimentario fuerte, junto con otros como la salud, la energía o las TIC. Hemos aprendido que ello requiere que repensemos la cadena de valor, que diversifiquemos y nos aseguremos el acceso a determinados proveedores. Esta diversificación también debe aplicarse a la presencia internacional de la empresa, que debe elegir los ámbitos en los que internacionalizarse, pero cambiando el proceso, manteniendo una colaboración muy estrecha con proveedores y clientes, pero con menos viajes de negocio y más reuniones virtuales.
España no conseguirá afrontar con éxito todos los retos planteados si no se hace una apuesta decidida por la innovación, la ciencia y el conocimiento. En España la I+D sólo supone un 1,24 % del PIB nacional, incluyendo la de carácter público y privado, muy lejos del objetivo del 3 % fijado por Bruselas. Es el momento de poner en marcha nuevos programas de financiación de la investigación y reforzar los que existen, pero además hay que ejecutarlos de forma adecuada (se ejecutan menos de un 50%) y orientarlos hacia sectores estratégicos, incentivar la inversión privada en I+D+i y reforzar la colaboración público - privada, coordinar las políticas de innovación y crear ecosistemas en los que la ciencia y la innovación confluyan en clústeres industriales, campus tecnológicos y centros de eco-innovación.
Estos son temas que se deben abordar con urgencia, porque sólo fortaleciendo la investigación y la innovación para crear conocimiento para resolver los grandes problemas, lograremos crear empleo de calidad, generar valor, fortalecer nuestra economía y hacerla más sostenible. No podemos dejar que el futuro se nos escape.